martes, 19 de marzo de 2013

Reflexiones. ¿Cuál es la diferencia entre el Buen o Mal ARTE?

El mercado del arte fluctúa según sus propios esquemas. Su dependencia, por un lado de la crítica y por otro de los marchantes que controlan las subastas, y por otro de las propias leyes del mercado, generan cambios de valor de la obra de arte, que, como cualquier otra mercancía queda sujeta a la especulación. El arte es un “medio de expresión humano de carácter creativo” y como objeto creado puede tener un valor de mercado, pero no se trata de un valor intrínseco del arte. Que el ser humano lo considere o no mercancía es siempre  independiente y sucede a “posteriori” de la inquietud creadora. El mercado del arte puede acabar desvirtuando esta inquietud.
 El mercado del arte es su dictadura. Supone una cárcel más infranqueable que cualquier teoría y practica clásicas de entender el arte. El mercado decide qué es arte, quién es artista, la calidad artística de las obras, las tendencias... Hace su propio juicio estético otorgándole un valor económico que presupone su valor artístico. Esto está tan firmemente aceptado que se olvida la esencia el arte. El mercado se atreve incluso a hacer su propio juicio estético, olvidando el proceso cognoscitivo del creador y del espectador. El arte ya no es una herramienta libre para comprender el mundo. Se ha confundido esta libertad con el “todo vale”. No nos confundamos: sólo vale lo que tiene valor económico. ¿Quién quiere aceptar esta dictadura?. Declaro:sólo los que se enriquecen con ella.

Frente a cualquier atadura solo propongo una verdadera independencia del arte, sin concepto. Si la necesidad de crear y la necesidad del placer estético, propios y universales del ser humano son inherentes a él, y surgen de forma natural -y ya sabemos esto como cierto-, nunca debería usarse el juicio estético con unos fines que no sean púramente cognoscitivos, incluido el fin del simple deleite que se derive de la contemplación de la obra. Yo mantengo: el que quiera expresarse de forma artística debe poder hacerlo sin pasar por un juicio que no sea púramente estético. Y el sujeto que contemple esta obra no debe sino hacer su propio juicio estético. Todo lo que se salga de este juicio se moverá por otros intereses. No hay confusión y no debe confundirnos.

“El mercado ha corrompido la cultura”. Dore Asthor"

Artículo escrito por María Muñoz. Licenciada en Bellas Artes por la UCLM

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