Cuando una fotografía es capaz de captar instantes mágicos, se eleva a la categoría de arte. Es lo que Andy Prokh nos relata con sus imágenes al retratar a su hija con su enorme gato.
La relación entre el niño y su mascota, evoca un mundo de fantasía, amistad y compañerismo.
Mirar la luna, cantar por soleares, hacer retratos ó estudiar matemáticas, todo es posible en el mundo de Andy.
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