El mercado
del arte fluctúa según sus propios esquemas. Su dependencia, por
un lado de la crítica y por otro de los marchantes que controlan las subastas, y por otro de las
propias leyes del mercado, generan cambios de valor de la obra de
arte, que, como cualquier otra mercancía queda sujeta a la especulación. El
arte es un “medio de expresión humano de carácter creativo” y
como objeto creado puede tener un valor de mercado, pero no se trata de un valor
intrínseco del arte. Que el ser humano lo considere o no mercancía
es siempre independiente y sucede a “posteriori” de la
inquietud creadora. El mercado del arte puede acabar desvirtuando esta
inquietud.
El
mercado del arte es su dictadura. Supone una cárcel
más infranqueable que cualquier teoría y practica clásicas de entender el arte.
El mercado decide qué es arte, quién es artista, la calidad artística de las
obras, las tendencias... Hace su propio juicio estético otorgándole un valor económico
que presupone su valor artístico. Esto está tan firmemente aceptado que se
olvida la esencia el arte. El mercado se atreve incluso a hacer su
propio juicio estético, olvidando el proceso cognoscitivo del creador y del
espectador. El arte ya no es una herramienta libre para comprender el mundo. Se
ha confundido esta libertad con el “todo vale”. No nos
confundamos: sólo vale lo que tiene valor económico. ¿Quién quiere aceptar esta
dictadura?. Declaro:sólo los que se enriquecen con ella.
Frente
a cualquier atadura solo propongo una verdadera independencia del arte, sin
concepto. Si la necesidad de crear y la necesidad del placer estético, propios
y universales del ser humano son inherentes a él, y surgen de forma natural -y
ya sabemos esto como cierto-, nunca debería usarse el juicio estético con unos
fines que no sean púramente cognoscitivos, incluido el fin del simple deleite
que se derive de la contemplación de la obra. Yo mantengo: el que
quiera expresarse de forma artística debe poder hacerlo sin pasar por
un juicio que no sea púramente estético. Y el sujeto que contemple esta
obra no debe sino hacer su propio juicio estético. Todo lo que
se salga de este juicio se moverá por otros intereses. No hay confusión y no
debe confundirnos.
“El mercado ha corrompido la cultura”. Dore Asthor"
Artículo escrito por María Muñoz. Licenciada en Bellas Artes por
la UCLM
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